En nuestro encuentro juguetón, alegre, fascinante y fascinado con el mar de hielo, con los grandes bloques que se yerguen en las orillas majestuosos, con los blancos azulados y sus pinceladas de charcos variados, con las primeras grietas que señalan que algo se resquebraja en el interior nos encontramos la visita inesperada, bella y curiosa de quién sabía de nuestra presencia… creíamos que estábamos solos pero luego descubrimos que no era de esa manera.
Una ondina curiosa nos observaba… y solamente al revelar las fotos nos dimos cuenta…
La primera foto corresponde al lugar donde estaban las zonas de agua donde apareció posteriormente la ondina.
En la segunda foto tenemos la ondina en el agua.
